¿Que recordamos de un campamento?

Pasado un tiempo del campamento de verano, mientras estamos inmersos en nuestra rutina diaria, siempre echamos la vista atrás para recordar lo bien que lo pasamos, añorando que vuelva y riéndonos solo con recordarlo.

De eso va esto, unas pequeñas anécdotas que nos marcan un campamento y que siempre recordaremos. Aquí queremos compartirlas con vosotros para que vosotros también penséis cuales fueron las vuestras. Pequeños momentos, que como todos hemos tenidos, marcan el devenir de un campamento, un sentimiento, una ilusión por volver a vivirlo año tras año.

Aquí están las de nuestros educandos (Las pondremos de manera anónima…):

 

 

Iba yo corriendo plácidamente disfrutando de un singular juego nocturno que trataba de atrapar la bandera. Vi que una compañera mía estaba pillada. Me dispuse a salvarla corriendo todo lo rápido que buenamente pude, cuando de repente, caí de cabeza a un sumidero. Me levanté aturdido sin poder creerme que era tan sumamente pringado de haberme aostiao de tal manera. Empecé a gritar hombre al agua hasta que vino un amigo y me sacó, posteriormente me di una duchita en el bidón de agua potable.

 

 

 

Andábamos en la recta final de la dura marcha que tantas ampollas me había costado, cuando me di cuenta de que mis compañeros de travesía habían emprendido una carrera para ver quien finalizaba primero tan ardua travesía y como ingeniero de caminos que soy pensé: «como ya no les doy caza por el camino atrocharé por el monte» Y así emprendí mi carrera contrarreloj para intentar alcanzar a mis compañeros y así quedar primero, más cuando me quise dar cuenta, un riachuelo me separaba de mi ansiado objetivo en mi desesperado intento por llegar. Primero cogí carrerilla y me dispuse a saltar con la mala fortuna de no haber contado con el peso extra que me proporcionaba mi mochila. Así fue como caí en el riachuelo torciéndome el tobillo, al percatarme de la magnífica estupidez que acababa de realizar intente disimular el más que evidente dolor que más tarde se confirmaría como el esguince que me hizo abandonar el campamento.

 

 

 

 

En la supervivencia en la que tanta hambre teníamos, dos vivacs  decidimos emprender nuestro viaje a buscar a los demás. Cuando conseguimos reagruparnos todos los escultas, decidimos ir a buscar la comida q tanto hacía falta para aguantar.
Por la noche fuimos  al tipi  de comida 2 o 3, yo decidí coger un melón ya q a las 2 de la mañana entraba muy fresco. Cuando llegue dijeron q no querían melón al tipi, así que me tocó volver para dejar el melón.
Era una noche cualquiera de campamento cuando todos nuestros compañeros de San Jorge se fueron a preparar una _ceremonia_. Nos quedamos los 5 durante algo más de 1 hora charlando y relajándonos. Cual sería nuestra sorpresa cuando al volver nos dicen que nos tenemos que tapar los ojos. Al estar prácticamente desprotegida por no poder ver empezaron a hacerme cosquillas y pincharme con tan mala suerte q le pegue una ostia a una compañera. Después de una espera para (mí interminable) nos guiaron monte arriba. Una vez allí tuvo lugar una ceremonia secreta que por respeto a los integrantes no daré detalles,sólo diré que el catering no es lo mejor que puedes llegar a probar… Una vez terminada la ceremonia nos fuimos a asear y a comentar la noche tan rara q acabábamos de vivir y que ninguno podría olvidar.
Estábamos en nuestro penúltimo día de marcha cuando ibamos bajando de los picos de Urbion por una estupenda pista que nos estaba regalando unas vistas increíbles y llevábamos más de 2 horas bajando, teníamos los pies reventados e íbamos bajando la infinita cuesta la cual no se acababa,veíamos el pueblo pero no veíamos el fin de la cuesta, de repente se nos ocurrió bajar campo atraves y al fin llegamos al ansiado pueblo.
Cuando llegamos,nos hicimos los remolones y nuestros monitores se nos adelantaron para hacerse su comida y cuando nos tocó hacer la nuestra, tuvimos la mala suerte de que los hornillos no tiraban bien,a las bombonas se les estaba acabando el gas y estuvimos 4 horas para hacerla, mientras nuestros fantásticos monitores se echaban la ansiada siesta, teníamos problemas,el agua no se calentaba,luego se puso a llover y nos pusimos a hacer la comida debajo de un tobogán, no había sitio en el pórtico de la iglesia y a las 6:45 cuando la comida ya estaba terminada, toco cambiarnos de pueblo porque en ese pórtico no cambiamos, y entonces vino Raquel con la furgo, y fuimos con las cazuelas en la parte de aldelante,cuando llegamos al otro pueblo nos pusimos a comer, ya eran las 7 de la tarde cuando nos disponíamos a comer.
Nada más terminar de comer, como tardamos tanto en hacer la comida, pensamos que empezar a hacer la cena, no era tan mala idea..
Pero los scoutes y cocineros tambien tenemos las nuestras:
Las marchas de los campamentos de verano son sin duda los momentos que más anécdotas dejan para el recuerdo. Este verano los lobatos de San Jorge 103 103 y Doce Linajes 276 anduvieron por distintos pueblos de la provincia durante un par de días. Una de las paradas fue en el bonito pueblo de Salduero donde todos disfrutaron de su piscina natural, bañándose y descansando en la hierba. Los scouters Kibu y Baloo fueron en busca de una mujer del pueblo que, según les habían dicho, les daría la llave del pórtico de la iglesia para poder quedarse a dormir en él. Llegaron a su casa, llamaron al timbre y la mujer les recibió con una sonrisa, después hizo una mueca como si ya supiera a lo que iban. Se metió la mano al bolsillo, ambos scouters esperaban recibir un manojo de llaves antiguas o una pequeña llave oxidada con la que poder cerrar la verja del pórtico. No obstabte lo que salió de aquel bolsillo… no fue mas que un pequeño pedazo de cuerda pita con un nudo corredizo. Kibu y Baloo le dieron las gracias a la señora intentando contener la risa; mientras se iban la señora les gritaba, «¡Acordaos de cerrar bien!»
Y así fue como aquella noche en Salduero, lobatos y scouters durmieron tranquilos y seguros en el pórtico de aquella iglesia, custodiados por el poder de la cuerda pita que agarraba con fuerza las dos puertas de la verja ¡Ya nada malo podía pasar!
1.- Microondas de última generación:
Si después de estar descongelando 40 tortillas de patata durante más de un dia y llega la hora de preparar la cena, una vez comprobado que siguen congeladas, coges dos bancos de madera, los colocas al sol y las diseminas cual churrería. Una vez resucitadas preparas treinta, y de esas sobran 8 para otro día.
2.-Ratos inolvidables en un lugar inmejorable:
Si alguien se está pensando el ir de cocinero en un campamento de verano, que no se lo piense más, es difícil resumir las sensaciones y los momentos que se pasan en la cocina de los Scouts. Si bien es verdad que no hay ratos para casi nada, ya que cuando acabas de desayunar hay que preparar la comida y el almuerzo (sobre todo si somos cocineros novatos) y casi cuando acabas de comer, sin tardar mucho merienda y cena (otra vez pasa factura la inesperiencia), las vivencias con los chavales y monitores son estupendas. En un campamento ves en los días de construcción como de una campa plana se levanta todo un complejo residencial (eso sí estilo Scout), cómo se trabaja en equipo y como los niños se sienten orgullosos de la tienda que han montado, de su recinto de campamento, o de que han hecho o ayudado a hacer el amarre de la mesa donde se sientan. También ves la desenvoltura y la preparación de los monitores de nuestro grupo, que han sabido lidiar con los distintos impedimentos y problemáticas de lo cotidiano de un campamento saliendo airosos. Si bien es verdad, que no podemos ser imparciales, en esto de valorar los scouts, ya que los llevamos en vena, yo personalmente he disfrutado como un niño, recordando tiempos y aprovechando cada momento que tanto niños como monitores nos han dejado compartir. Gracias Kraal y gracias a mi «tesorito». Animaros es una esperiencia que merece la pena (ojo engancha).
Era el segundo día de volante de tropa..habiamos estado todo el dia caminando por el quintanarejo y Vinuesa…eran las 8 de la tarde estábamos en Vinuesa y había que llegar a Molinos a dormir y cenar…asi que recogimos todas las cosas y nos pusimos en marcha. El camino era un GR muy irregular e íbamos rapido para llegar …cuando sólo nos quedaban 2 km me tropecé y me caí todo lo larga que soy ..si apoyar manos ni rodillas …solo la barbilla.
El torton fue espectacular , y además la mochila pesaba demasiado y me quedé en el suelo. Cuando me recupere en el segundo siguiente..recuperando la compostura como pude…llegue a Molinos..siempre apoyada de Bea, que fue super valiente y una gran monitora todo el campa. Allí ya al medico y para el campa…dolía bastante..pero el Scout canta ante las dificultades y tras unos días un poco dolorosos…acabe el campa. Yo no quería haber dejado a mis troperitos en el volante….pero hay que saber que para poder cuidarlos…lo.primero es que nosotros tb estemos bien. Así que un descanso hace que cojas luego las cosas con mas ganas.
Pero sobre todo en esta minihistoria tengo que daros las gracias y mil veces gracias a todos los que os preocupasteis de mi Y me cuidasteis.
Esta claro que nos lo pasamos genial siempre de campamento! En nada empezamos una nuecva ronda donde quermos volver a veros de nuevo y seguir formando la gran falimia que somos!
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